Consecuencias del coronavirus en la sociedad

Consecuencias del coronavirus en la sociedad
Las consecuencias del COVID-19 son la oportunidad para mejorar en la sociedad y cambiar nuestra forma de pensar 

Lo más preocupante de la pandemia del COVID-19 es, sin duda, sus consecuencias sanitarias, que están siendo muy graves. El número de fallecidos por COVID-19 no para de crecer. 

Pero ante una enfermedad de tal calibre, las consecuencias de la pandemia no solo quedan ahí, las económicas, las sociales y, cómo no, las políticas, a medio y largo plazo, están incidiendo, y mucho, en el conjunto de la sociedad.

 

Toda esta situación, inevitablemente, ha irrumpido con fuerza en nuestra cotidianidad, modificando pensamientos, actitudes y formas de entender el mundo que actualmente nos rodea.

Nada es como hace unos meses, todo ha cambiado y con el cambio, el miedo, la incertidumbre y, cómo no, el miedo al contagio. 

Por eso, para enfrentarnos a los cambios y a la nueva normalidad, es importante tener en cuenta cuáles son los cambios y las consecuencias del coronavirus, que parecen haber venido para quedarse durante bastante tiempo.

 

Consecuencias económicas

España perdió, en un mes de pandemia, más de 50.000 millones de euros. La bolsa es la encargada de bajar primero, para avisar de una crisis económica bastante importante.

Si las pérdidas siguen a la baja y se alargan más en el tiempo, las consecuencias económicas de la pandemia del coronavirus pueden llegar a ser todavía más desastrosas.

El hecho es que la pandemia nos está obligando a cambiar hábitos de trabajo. El teletrabajo pasó a  implementarse en muchas empresas, de forma rápida, para que los empleados trabajen desde sus casas y evitar la paralización de  la actividad administrativa pública y privada.

Con el tiempo esta nueva forma de trabajar ha pasado a ser la habitual, teletrabajar desde casa es la vía que nos queda para que la economía no pare y contribuyamos a frenar la expansión del virus.

Por otro lado, las para las empresas en las que los trabajadores no tenían la posibilidad de teletrabajar, se les solicitó un ERTE.

Los ERTE han durado unos cuantos meses, prolongándose incluso hasta los meses de otoño e invierno. 

El hecho de que mucha parte de la población se encuentre en ERTE, produce un desequilibrio importante en el sistema económico de España

El 11 de marzo de 2020, tres días antes de que se decretase el estado de alarma, eran 5.000 trabajadores los que se encontraban en situación de ERTE. El 30 de abril, eran 3,39 millones, incluyendo trabajadores en ERTE total o parcial.

El 10 de septiembre se contabilizaron sobre 760.000 trabajadores en situación de ERTE. Es decir, se había reducido en 2,6 millones, un 78%, desde el 30 de abril.

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Evolución de los ERTE en España

Analizando la situación de los ERTE a lo largo de los meses, desde marzo hasta septiembre, el aumento considerable tuvo lugar en el mes de abril, con el cierre de la actividad y la aprobación del RDL-8/2020.

La reducción tuvo lugar durante la reapertura, de forma bastante acelerada en los meses de verano, junio y julio. Por otro lado, en agosto fue a un ritmo mucho menor, debido a la llegada de la segunda ola de coronavirus de la pandemia.  

Por tanto, a principios de año, el paro se situaba en 3,2 millones de personas, mientras que en marzo y agosto se mantuvo en los 3,8 millones.

 

Consecuencias sociales

Con la llegada del coronavirus, cosas simples, como el saludo entre dos personas, ha cambiado por completo.

Evitar el contacto físico con personas no convivientes es la premisa desde el inicio de la pandemia. La finalidad es no contagiarse, pese a usar la mascarilla de forma obligatoria. 

La cuarentena y el estado de alarma han llegado a limitar, al máximo, cualquier tipo de relación social.

Uno de los mayores cambios de vida continúa latente desde marzo de 2020. Pasado un tiempo, es previsible que vuelva a normalizarse. La pregunta es ¿cuándo?

No está del todo claro, teniendo las previsiones de la segunda y tercera ola en España. Lo que sí parece vislumbrarse en el horizonte son la cantidad de consecuencias del coronavirus en la sociedad. 

Las redes sociales jugaron uno de los papeles más importantes durante toda la pandemia. Tanto a nivel personal como profesional.

A nivel usuario, la comunicación con el resto de las personas fue posible, mediante videollamadas, perfiles sociales o apps de mensajería.
 
A nivel profesional, las redes sociales sirvieron como medio de difusión para los pequeños comercios que, abiertos o no por la pandemia, pudieran continuar mostrando sus productos. 

Es el momento de valorar las finalidad de las redes sociales en tiempos de crisis sanitaria, lo que pueden llegar a aportar y lo que no, sobre todo, en cómo influirán después de ella.

Por otro lado, la necesidad de los más pequeños de socializar se ha visto más que nunca. Los niños necesitan de otros seres de su misma edad o similar para poder desarrollar todas sus capacidades, algo que en la pandemia ha estado muy limitado.

Con la vuelta a clase, han podido recuperar un poco lo perdido y no han dejado de ser un ejemplo para la sociedad.

Los adultos, en cambio, son cada vez más los que desarrollan enfermedades como la depresión, además de trastornos relacionados con la ansiedad o el llamado “Síndrome de la cabaña”. 

Para superarlos, la vuelta progresiva a la normalidad es muy importante, junto con la ayuda de los profesionales oportunos. 

 

Consecuencias políticas

Muchos de los partidos políticos han decidido generar una guerra entre ellos gracias a la crisis sanitaria. Las críticas llueven tanto a la derecha como a la izquierda, algo que, en parte, perjudica a ambos.

Tanto a corto como a medio plazo, son muchos los partidos que verán sus situaciones en las urnas algo cambiadas, para bien o para mal. La clave ante una crisis de esta magnitud es la unión de ambas partes, no generar una división que provoque guerras políticas entre ciudadanos.

Pero como la teoría, en muchas ocasiones, no se corresponde en la práctica, de fondo a la crisis sanitaria encontramos su correspondiente crisis política. 

En el Gobierno, Pedro Sánchez ha pedido la unión de todos los colores políticos, desde la declaración del estado de alarma en 14 de marzo de 2020

La respuesta no ha sido la esperada. En tiempos de pandemia, donde prima la seguridad y la salud de las personas, también es el momento perfecto para hacer explotar la política estatal del país. 

La crisis política no se ha hecho esperar y los reproches comenzaron, para unos y otros, al siguiente día de la declaración del estado de alarma.

 

Lo que la pandemia nos enseña

El coronavirus nos ha hecho conscientes de que las medidas de autoprotección son necesarias para impedir la propagación de una epidemia o pandemia, y esto depende de nosotros. La clave es aprender y no olvidar, para que algo así no vuelva a repetirse.

Una infección vírica no conoce de fronteras, se propaga y afecta a todos por igual, de ahí que se tenga que actuar en equipo y contando unos países con otros. 

La unión hace la fuerza, junto con la responsabilidad individual de cada una de las personas para poder frenar la expansión del coronavirus.

Estos son algunas de las enseñanzas:

  • Se desconoce en qué quedará el coronavirus. Si en una endemia, en una pandemia o en una "anécdota" de 2020. Lo que sí está claro es que ha sido el año del COVID-19 pero, esto puede volver a repetirse.
  • Desde el principio de la pandemia nos dimos cuenta que, a pesar de la mala o buena educación que hemos recibido, las actividades que realizábamos se hacían siempre de manera irresponsable: aglomeraciones, tocar superficies sin lavarnos las manos después, toser o estornudar sin tomar las medidas necesarias.
  • Es importante estar preparados a nivel personal, social y político, además de sanitario. Mantener la cordura ante cualquier peligro desconocido es lo que hoy necesitamos todos.
  • Invertir en tecnología, sanidad y ciencia debería ser primordial en todos los países para poder hacer frente, sin perder los papeles.  No es la primera pandemia ni la última, aunque esperamos, con los brazos abiertos, una tregua para poder superar todo esto.
  • Aprendimos a valorar todo lo que teníamos antes de la pandemia y deseamos que vuelva de nuevo, y con mucho ahínco.

Podemos decir, claramente, que en la pandemia de coronavirus aprendimos que no hemos aprendido. No se aprendió los demás países cuando avisaron de la pandemia, tampoco de las pandemias o enfermedades pasadas, tales como el VIH, virus respiratorios o la tuberculosis.

Finalmente, todo se puede resumir en tener sentido común y cometer los actos de forma coordinada y responsable. Es lo mejor que podemos aprender de esta situación. 

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